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18 octubre 2007

Borda en el Valle de Esaura - Septiembre'07


Nos desplazamos hasta el Valle de Esaura, pequeño valle que hay antes de llegar a Belabarce (Valle del Roncal), para disfrutar de tres días en un lugar idílico y bello porque sí. Nos hospedamos en una reformada Borda de nuestro amigo Iñaki, cuyo acceso en caso de terreno fangoso solo se puede hacer con vehículo todo terreno o a patita.

Fueron bastantes horas de coche las que invertimos para llegar a destino, Luiçao y yo juntamos nuestros trayectos en los alrededores de Zaragoza y así hicimos medio camino juntos, que entre charlas y risas nos plantamos en un plis plas en Isaba. Llegamos en la oscuridad de la noche y nos dimos cuenta que el camino de acceso a la borda estaba intransitable para su coche, la aventura no hacía más que empezar el mismo viernes, con “móvil-linterna” en mano nos adentramos por el camino de la Borda a pié y bailando sobre el barro, yo con mis mocasines de “urbe” y esperando avistar alguna luz que nos cerciorase que íbamos por buen camino. Finalmente unas luces como caidas del cielo aparecieron en el oscuro horizonte, era Iñaki con su todo terreno, retrocedimos el medio km andado y pudimos subir los bártulos a la Borda, para juntarnos con el resto de bikers.

El sábado amanece un día de aquellos nublados que no sabes como acabará, iniciamos la ruta por pista recorriendo el Valle de Mace hasta el collado de Linza, a partir de aquí iremos monte a través por terreno roto, senderitos muy trabados y exigentes. La zona es preciosa y me agrada recordar algunos tramos de la Transpi’06, hay vistas espectaculares que no podemos llegar a disfrutar en toda su magnitud por la presencia de las nubes. Vamos hacia Garbisa, Igardakua, Murúa y descendemos hasta Belabarce para después subir por unas rampas de corazón en mano hasta lo alto del Puerto de los Navarros. A partir de aquí y ya habiendo comido en el mismo Valle de Belabarce, empieza la lluvia o mejor dicho el espectáculo, pues lo que empiezan siendo unas gotas refrescantes para afrontar los rampones de Ezkaurre acabará siendo la hecatombe, el diluvio padre, hacía tiempo que no pedaleaba por y entre tanta agua.

Nos reagrupamos para refugiarnos durante una media hora debajo de un gran árbol, dilucidando si abortábamos la ruta o seguíamos adelante, el “riesgo” era considerable. ¿Pero que sería del MTB sin el ingrediente “riesgo”?.Finalmente Javito "chico cabal II" nos acaba de dar el empujón moral y de ánimo que nos falta y sin estar muy convencidos iniciamos lo que se convertiría en el momento más adrenalínico del fin de semana; sendas de bajada como auténticos toboganes de agua y barro, raíces y piedras resbaladizas como el mismísimo hielo, una fortísima e incesante lluvia que te hacía llevar los párpados a cien por hora para despejar el barro y agua de los ojos (las gafas al bolsillo claro está), retozándonos con el barro cuales gorrinos. Los gritos de guerra no cesaban de nuestras bocas, en fin, momentos que nunca olvidas y que restan grabados en tu disco duro para toda la vida.....otro más para el saco!

¿Y que sería de nuestro deporte sin esos momentos post-ruta tan especiales? Pues sí señor, el sábado tarde/noche nos fundimos una Paella de marisco, made in Iñaki, tremenda, exquisita, sabrosísima, me entra hambre de solo recordarla. Y el domingo después de la ruta mañanera que dirigió Udo, la barbacoa nos estaba esperando para salivar un poquito más…

En resumen, un fin de semana de esos que te dejan huella… y con muchas ganas de volver por estas tierras que tanto me enamoran.



























































































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